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Dejarse
sorprender
Practicar la ‘lectio’ divina de la
Biblia,
es decir,
la lectura unida a la oración;
dejarse sorprender por la novedad de la
palabra de Dios,
que nunca
envejece y nunca se agota;
superar
nuestra sordera
para escuchar
las palabras
que no
coinciden con nuestros prejuicios y nuestras opiniones;
Quien se pone
a la escucha de la palabra de Dios,
luego puede y debe hablar y
transmitirla a los demás,
a los que
nunca la han escuchado o a los que la han olvidado
y ahogado bajo las espinas de las
preocupaciones o de los engaños del mundo.
Benedicto XVI
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