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Entre mi crimen y su venganza...
iQuizá sea la inmensidad de mi pasión,
cuyos responsables fuisteis vosotros, lo que os confunde.
¡No temáis!
Esta cruz no
es mi aguijón, sino el aguijón de la muerte.
Estos clavos no me infligen dolor, lo
que hacen es acrecentar en mí el amor por vosotros.
Estas llagas no provocan mis gemidos,
lo que hacen es introduciros más en mis entrañas.
Mi cuerpo al ser extendido en la cruz
os acoge con un seno más dilatado
pero no
aumenta mi sufrimiento.
Mi sangre no
la pierdo, la derramo por vosotros.
Venid, pues, retornad,
y comprobaréis que soy un padre,
que devuelvo bien por mal,
amor por injurias,
inmensa ternura por tales heridas.
San
Pedro Crisólogo (c.406-450), arzobispo de Ravenna, doctor de la
Iglesia
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