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No
tengo otro defensor.
"Señor mío,
único rey nuestro.
Protégeme, que
estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti,
pues yo misma
me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi
familia, cómo tú, Señor,
escogiste a
Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus
antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que
habías prometido.
Atiende, Señor; muéstrate a nosotros en
la tribulación, y dame valor,
Señor, rey de
los dioses y señor de poderosos.
Pon en mi boca un discurso acertado
cuando tenga que hablar al león.
A nosotros, líbranos con tu mano; y a
mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti, protégeme tú, Señor,
que lo sabes todo."
Ester
14,1.3-5.12-14.
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