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Tú
exiges.
Jesús, me doy
cuenta de que debo rezar más si quiero estar vigilante,
si quiero
mejorar de verdad...
Sin embargo,
¡cómo cuesta!
Me siento
frente al Sagrario o en mi habitación,
o en otro
lugar donde me pueda dirigir a Ti con tranquilidad-
y ¿qué Te
digo? ¿qué hago?
Los minutos
pasan muy despacio...
Me da pereza,
pero tengo que vencerla.
Además, sé que
si aprendo a hacer oración, poco a poco me irá costando menos,
como ocurre
con todo.
También me da un poco de miedo...
Jesús, Tú
exiges.
Y cuando empiezo a rezar, me enseñas
algunas cosas que debo mejorar.
A veces soy un
poco cobarde y prefiero no ver mis defectos.
Me indicas
cosas que tengo que hacer, y no quiero…;
que tengo que
dejar de hacer, y no quiero...
Pero hoy
quiero cambiar; quiero empezar a cambiar, al menos.
Pablo
Cardona
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