|
Las
preferencias de Dios.
”Durante mucho tiempo estuve
preguntándome a mí misma por qué Dios tenía preferencias,
por qué no
todas las almas recibían las gracias con igual medida.
Me maravillaba
al verle prodigar favores extraordinarios a santos que le habían
ofendido,
como san Pablo, san Agustín, y a los
que él forzaba, por decirlo así, a recibir sus gracias;
o bien, al
leer la vida de los santos a los que nuestro Señor se complació en
acariciar desde la cuna hasta el sepulcro,
apartando de
su camino todo lo que pudiera serles obstáculo para elevarse a
él...
Jesús se dignó instruirme acerca de
este misterio.
Puso ante mis ojos el libro de la
naturaleza, y comprendí que todas las flores creadas por él son
bellas,
que el brillo de la rosa y la blancura
de la azucena no le quitan a la diminuta violeta su aroma ni a la
margarita su encantadora sencillez...
Jesús ha
querido crear santos grandes, que pueden compararse a las azucenas
y a las rosas;
pero ha creado también otros más
pequeños, y éstos han de contentarse con ser margaritas o
violetas, destinadas a recrearle los ojos a Dios cuando mira al
suelo.
La perfección consiste en hacer su voluntad,
en ser lo que
él quiere que seamos”.
Santa
Teresita del Niño Jesús
|
|
|