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Se
termina el trayecto...
« Se termina el trayecto
al encontrar la aldea, y aquellos dos que -sin darse cuenta- han
sido heridos en lo hondo del corazón por la palabra y el amor del
Dios hecho Hombre, sienten que se vaya. Porque Jesús les saluda
con ademán de continuar adelante. No se impone nunca, este Señor
Nuestro. Quiere que le llamemos libremente, desde que hemos
entrevisto la pureza del Amor, que nos ha metido en el alma. Hemos
de detenerlo por fuerza y rogarle: continúa con nosotros, porque
es tarde, y va ya el día de caída, se hace de noche.
Así
somos: siempre poco atrevidos, quizá por insinceridad o quizá por
pudor. En el fondo, pensamos: quédate con nosotros, porque nos
rodean en el alma las tinieblas, y sólo Tú eres luz, sólo Tú
puedes calmar esta ansia que nos consume.
Y Jesús se queda.
Se abren nuestros ojos como los de Cleofás y su compañero, cuando
Cristo parte el pan; y aunque Él vuelva a desaparecer de nuestra
vista, seremos también capaces de emprender de nuevo la marcha
-anochece-, para hablar a los demás de El, porque tanta alegría no
cabe en un pecho solo.
Camino de Emaús. Nuestro Dios ha
llenado de dulzura este nombre. Y Emaús es el mundo entero, porque
el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra» (Amigos de
Dios. 314).
San
Josemaría Escrivá de Balaguer
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