Yo necesito…
Señor, yo
necesito que vengas a mi casa: a mi vida, a mi alma.
Tengo tantas
heridas que necesitan cicatrizar,
tantas flaquezas que necesitan
de tu fortaleza divina,
tantos egoísmos que me impiden ser feliz.
A veces pienso que no puedo...
«¡No desesperéis nunca!
Os lo diré en todos mis discursos, en todas mis conversaciones;
y si me hacéis caso, sanaréis.
Nuestra salvación tiene dos
enemigos mortales:
la presunción cuando las cosas van bien
y la desesperación después de la caída;
este segundo es con
mucho el más terrible»
San Juan Crisóstomo