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Para ponernos a pensar...
 

En su fiesta.... Toda Su existencia....‏

Toda Su existencia es entrega; sacrificio, para destruir la muerte;

Cuerpo resucitado, para manifestar la resurrección.

Cuerpo de Cristo somos contigo, Señor,

cuando comemos de tu cuerpo muerto y resucitado.


Afirmas, Señor, que sólo se puede tener vida si se participa de tu vida

El pan es mi carne.

El término carne designa la realidad humana,

con todas sus posibilidades y debilidades.

Nos dice el prólogo de ese Evangelio que la Palabra se hizo carne.

Carne y sangre expresan la totalidad de la vida.

Comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre

es participar de la vida divina.

Por eso la vida recibida es eterna.


Ahora sí resaltas la dimensión temporalidad-eternidad.

Introduces esta dimensión-realidad, insospechada y desconocida con anterioridad: No es como el pan de vuestros antepasados, que lo comieron y murieron.

Sitúas la vida eterna no sólo en el más allá, sino aquí,

cuando vivimos tu amor en nuestro corazón.

Así como la carne nos recuerda tu encarnación, Jesús,

la sangre nos recuerda tu muerte en la cruz.

Así, participar de tu vida, Señor,

comporta asumir a fondo la propia humanidad,

como hiciste tú,

y, como tú, dar la vida por amor.

J. M. Grané.