El arte del acompañamiento.
En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez
obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente
enferma de curiosidad malsana,
la Iglesia necesita la mirada
cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces
sea necesario.
En este mundo los ministros ordenados y los demás
agentes pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia
cercana de Jesús y su mirada personal.
La Iglesia tendrá que
iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del
acompañamiento»,
para que todos aprendan siempre a quitarse las
sandalias ante la tierra sagrada del otro.
Tenemos que darle a
nuestro caminar el ritmo sanador de proximidad,
con una mirada
respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y
aliente a madurar en la vida cristiana…
“Evangelii
Gaudium” Papa Francisco