No es sencillo, tampoco difícil.
Jesús, intentar seguirte no es sencillo,
aunque
tampoco es difícil:
se trata de valorar las cosas y las personas
como las valoras Tú,
mirar con tu mirada,
tener visión
sobrenatural,
buscar hacer siempre tu voluntad.
Para querer de verdad, he de obedecerte a Ti primero.
Lo que ocurre
más a menudo, es que hacer tu voluntad choca con «mi» voluntad:
mis ganas,
mis ilusiones,
mis «necesidades».
«Las
personas que están pendientes de sí mismas,
que actúan buscando
ante todo la propia satisfacción,
ponen en juego su salvación
eterna,
y ya ahora son inevitablemente infelices y desgraciadas.
Sólo quien se olvida de sí,
y se entrega a Dios y a los
demás
-también en el matrimonio-,
puede ser dichoso en la
tierra,
con una felicidad que es preparación y anticipo del cielo»
(Es Cristo que pasa.-24).