Iniquidad.
La autoridad
sólo se ejerce legítimamente si busca el bien común del grupo en cuestión
y si, para alcanzarlo, emplea medios moralmente lícitos. Si los dirigentes
proclamasen leyes injustas o tomasen medidos contrarias al orden moral,
estas disposiciones no pueden obligar en conciencia. En semejante
situación, la propia autoridad se desmorona por completo y se origina una
iniquidad espantosa
Catecismo de la Iglesia Católica