Seriamente...
La
"cruz" de Jesús no es solamente un instrumento de suplicio, de renuncia...
es el signo mismo del más grande amor que haya levantado jamás a
un corazón.
"No te he amado en broma..."
¡Por la renuncia y
la cruz, Jesús no propone una destrucción,
sino un desarrollo...
una expansión total y eterna!
P. Llucia Pou Sabaté