Recibir,
atesorar, conseguir...
Todas las riquezas materiales,
las glorias, las concupiscencias del mundo
¡juntas!,
no
son capaces de llenar un corazón creado para amar.
Si lo propio
del corazón es amar, sólo se va a satisfacer amando.
Y amar es
darse, es entregarse.
Ésta es la gran paradoja: no cabe amor sin
renuncia.
No saber amar aquí,
es no poder amar allá.
Infeliz aquí, infeliz en la eternidad.
Padre Llucia
Pou Sabaté