Yo elijo y Dios sentencia.
Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará
lo que prefiera.
La «condenación» consiste precisamente en que el
hombre se aleja de Dios en esta vida
por elección libre y confirmada
con la muerte, que sella para siempre esa opción.
La sentencia de Dios
ratifica ese estado