Podría decir que mi
vida cristiana es la historia de mi correspondencia a tus gracias,
de
mi fidelidad a lo que me pides en cada momento.
Una gracia tuya me
impulsa a mejorar en algo,
pero me cuesta mucho cambiar y, al final,
me quedo a medias.
Sin embargo, esa pequeña lucha te permite enviarme
otra gracia,
y otra,
hasta que venzo definitivamente.
Jesús, a
veces no soy justo contigo.
Te digo: primero quiero ver claro antes de
darte esto;
o quiero que no me cueste algo antes de empezar a luchar.
¿No es más lógico darte, darme, para entonces ver con mayor claridad;
luchar primero para que cada vez me vaya costando menos?
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