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Para ponernos a pensar...
 

 Atreverte a pedirla.‏

«Abrid de par en par vuestras puertas a Cristo.

¿Qué teméis?

Tened confianza en Él.

Arriesgaos a seguirlo.

Eso exige evidentemente que salgáis de vosotros mismos,

de vuestros razonamientos, de vuestra «prudencia»,

de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia,

de costumbres no cristianas que habéis quizá adquirido.

Sí; esto pide renuncias,

una conversión,

que primeramente debéis atreveros a desear a pedirla en la oración

y comenzar a practicar.

Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida.

Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad» .

San Juan Pablo II