Estar...
Estaba la dolorosa
junto al leño de la
cruz.
¡Qué alta palabra de luz!
¡Qué manera tan
graciosa
de enseñarnos la preciosa
lección del callar
doliente!
Tronaba el cielo rugiente,
la tierra se
estremecía,
bramaba el agua... y María
estaba, sencillamente
José María Pemán