“Ningún hijo de la
Iglesia Santa puede vivir tranquilo, sin experimentar inquietud,
ante las masas despersonalizadas: rebaño,
manada, piara.
¡Cuántas pasiones nobles hay, en su aparente
indiferencia!
¡Cuántas posibilidades!
Es necesario servir a
todos, imponer las manos a cada uno
—"singulis manus
imponens", como hacía Jesús—,
para tornarlos a la
vida,
para iluminar sus inteligencias y robustecer
sus voluntades,
¡para que sean útiles!”
San Josemaría Escrivá de Balaguer