De risas y de
lágrimas.
Dios me envía la cruz,
bendita sea.
Son necesarias las risas y las lágrimas,
y de todo podemos sacar provecho.
No trato de arrancarme
mis sentimientos,
lo que Dios quiere de
mí es perfeccionarlos,
y para eso me lleva de
aquí a allí como un juguete,
dejando pedazos de
corazón en todas partes.
¡Qué grande es Dios y
que bien lo hace todo!
¡Cuánto me quiere y
qué mal correspondo!
Su providencia es
infinita y a ella nos debemos entregar sin reservas…
San Rafael
Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español.