La
marca.
Toda la Trinidad ha hecho al hombre según su
semejanza.
Por la memoria se asemeja al Padre;
por la inteligencia, se asemeja al Hijo;
por el amor se asemeja al Espíritu...
Imagen en el conocimiento de la verdad;
semejanza en el amor de la virtud.
La luz del rostro de
Dios es, pues, la gracia que nos justifica y que revela de nuevo la imagen
creada.
Esta luz constituye todo el bien del hombre, su
verdadero bien,
y le marca igual que la imagen del emperador
está impresa en la moneda de plata.
San Antonio de
Padua