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Aquél...
¡Oh maravilla,
el nacimiento del
mensajero precede a Aquel sin el cual no habría nacido nunca!
Él es la voz y Jesús el
Verbo...
La palabra nace primero en el espíritu, luego
suscita la voz que la pronuncia;
la voz se expresa por
los labios y da a conocer la palabra a los oyentes.
Éste era el Verbo, desde
el principio, antes que existiera el mundo;
aquél fue la voz que
precede al Verbo.
El Verbo nace del pensamiento,
la voz sale del
silencio. El
Verbo prolifera en el corazón de quien lo piensa;
la voz expira en el oído
de quien la escucha.
El anuncio del reino de los cielos no conocerá
fin
y fructificará y crecerá en el mundo entero.
“Entre los nacidos de
mujer
no hay otro más grande que Juan Bautista.”
San Agustín
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