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Escuchar...
Escuchar a Dios supone esfuerzo,
requiere cierto silencio
interior,
cierta serenidad de espíritu
y, sobre todo, un gran
deseo de oírlo.
Ser cristiano es ser
discípulo de Cristo…
Pero escuchar cuesta ciertamente.
Hay que pararse,
aquietar el ánimo,
esforzarse.
Pero de ahí surge el
enriquecimiento:
el diálogo lleva a la comprensión y al amor
“Dabar 1976”
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