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Para ponernos a pensar...
 
El protagonista.

Cuando en nuestra vida hay una fuerza interior

(el amor, la ilusión, el interés),

la eficacia del trabajo crece notablemente.

Cuando esa fuerza interior es el amor que Dios nos tiene,

el Reino germina y crece poderosamente.

El protagonista es Dios.

J. Aldazabal