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El protagonista.
Cuando en nuestra vida hay una fuerza interior
(el amor, la ilusión, el
interés),
la eficacia del trabajo crece notablemente.
Cuando esa fuerza
interior es el amor que Dios nos tiene,
el Reino germina y crece
poderosamente.
El protagonista es Dios.
J. Aldazabal
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