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Sólo dos males.
“¡Hay tantos males en este mundo!”
Sólo hay dos:
Tu pecado y mi pecado:
resumidos acaso en tu
indiferencia y mi indiferencia
--tu indolencia y mi
indolencia—.
y al mismo tiempo tu lengua y mi lengua:
mudos para tanto… y tan
locuaces para tanto otro…
¿Porqué no acabamos de decidirnos decididamente,
no a remediarlos,
sino a remediarnos?
Anónimo
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