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Las preocupaciones de Dios.
Tú eres mi Dios.
Tú eres el Creador;
yo no soy sino un poquito de polvo
en tus manos.
Puedes configurarme a tu antojo o dejarme reducido a la
nada.
Y,
con todo, eres mi Dios;
sí, mío, yo te tengo, me perteneces.
No me has creado para luego
abandonarme,
sino que te ocupas de mí.
Es cierto que riges al mundo entero,
pero él no te preocupa más que yo:
"Tú eres mi Dios; mis días están en
tus manos"”
Emiliana Löhr.
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