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Menear los labios.
Porque, a cuanto
yo puedo entender,
la puerta para entrar en este castillo es la oración y
consideración,
no digo más mental que vocal, que,
como sea oración,
ha de ser consideración;
porque la que no advierte con quién
habla y lo que pide,
y quién es quién pide y a quién,
no lo llamo yo oración
aunque mucho menee los labios.
Santa Teresa
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