|
Di: Madre mía
—tuya, porque eres suyo por muchos
títulos—,
que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo:
que no me falte la Fe, ni la
valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús
Ama a la Señora.
Y Ella te obtendrá gracia abundante para vencer en esta lucha cotidiana.
—Y no servirán de nada al maldito
esas cosas perversas, que suben y suben,
hirviendo dentro de ti, hasta querer
anegar con su podredumbre bienoliente
los grandes ideales, los mandatos
sublimes que Cristo mismo ha puesto en tu corazón. —"Serviam.
¡Oh Madre,
Madre!:
con
esa palabra tuya —"fiat"— nos has hecho hermanos de Dios
y herederos de su gloria.
—¡Bendita seas!
¡Cómo gusta a los
hombres que les recuerden su parentesco
con personajes de la literatura, de
la política, de la milicia, de la Iglesia!...
—Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole:
Dios te salve, María, hija de Dios Padre:
Dios te salve, María, Madre de Dios
Hijo:
Dios
te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo...
¡Más que tú, sólo Dios!
San Josemaría Escrivá de Balaguer
|
|