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Revelación y reflexión.
La revelación no excluye la reflexión personal
para descubrir muchas de
las verdades que están contenidas en ella.
Con los argumentos de la
razón podemos llegar a saber que Dios existe.
El análisis racional,
junto a una actitud
honesta y abierta a la realidad,
confirman el
presentimiento de lo divino.
Hay una rama de la filosofía, la Teodicea o
Teología Natural, que se ocupa de todo ello, partiendo del principio clásico
de que
“todo agente obra conforme a su modo de ser”.
Del mismo modo que un artista deja su huella en
lo que produce,
también el universo nos habla de su creador.
Comentando esta
analogía, Juan Pablo II afirma
que la naturaleza es
como “otro libro sagrado” que,
junto a la Biblia
permite descubrir la
belleza de Dios.
Michel Esparza.
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