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Para ponernos a pensar...
 
No son ni la carne ni la sangre ...‏

Nada estaba fuera de la sabiduría y el poder de Cristo:

los elementos de la naturaleza estaban a su servicio, los espíritus le obedecían, los ángeles le servían…

Y, sin embargo, en todo el universo, tan sólo Pedro es escogido para presidir a todos los pueblos llamados,

dirigir a todos los apóstoles y a todos los Padres de la Iglesia.



De tal manera que aunque haya en el pueblo de Dios muchos presbíteros y muchos pastores,

es Pedro en persona quien los gobernaría a todos,

ya que Cristo es quien los gobierna por ser la cabeza…

El Señor pregunta a los apóstoles cuál es la opinión que los hombres tienen de Él.

El primero en confesar al Señor es aquel que es el primero en la dignidad de apóstol:

“Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás”

No son ni la carne ni la sangre que han permitido me descubrieras, sino aquél de quien yo soy el Hijo único.


“Y yo te digo”:

Igual que mi Padre te ha manifestado mi divinidad, yo te hago conocer tu superioridad.

“Tú eres Pedro”,

Yo soy la roca inconmovible, pero tú también eres piedra,

porque eres sólido por mi fuerza,

y lo que yo tengo como propio por mi poder,

tú lo tienes en común conmigo por el hecho de que tú participas de mi poder.

“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Sobre la solidez de este fundamento edificaré un templo eterno,

y mi Iglesia, cuya cumbre debe ser introducida en el cielo,

se edificará sobre la firmeza de esta fe.


San León Magno