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Vete al cura...
“Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en
el cielo
y lo que desatéis en la tierra quedará desatado
en el cielo”.
Todo lo del Esposo y la
esposa es común:
el honor de recibir la confesión y el poder de la
remisión.
Es la razón de esta palabra:
“Vete y muéstrate al
sacerdote” (Mt 8, 4)...
La Iglesia no puede por
tanto restablecer nada sin Cristo;
y Cristo no quiere
restablecer nada sin la Iglesia.
La Iglesia no puede
restablecer nada salvo al penitente,
es decir lo que Cristo
primero ha tocado.
Cristo no quiere
reservarse ninguna remisión que la Iglesia menosprecie.
Cristo todopoderoso
puede todo por sí mismo:
bautizar, consagrar la
Eucaristía, ordenar, perdonar los pecados, y el resto;
pero, el Esposo humilde
y fiel, no quiere hacer nada sin la esposa.
“Lo que Dios ha unido,
que el hombre por tanto no lo separe»”.
“Este gran misterio, yo
lo refiero a Cristo y a su Iglesia”...
Guárdate tú bien de
separar la cabeza del cuerpo;
no impidas que Cristo
exista todo entero;
pues Cristo no está jamás entero sin la Iglesia,
y la Iglesia no puede
ser sin Cristo.
El Cristo total, integral, es cabeza y cuerpo.
Isaac de Stella,
monje cisterciense
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