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¿Amar…?
Cuando santa Teresita
del Niño Jesús y de la Faz de Cristo,
a la edad de 15 años,
entró en el Claustro del
Carmelo, dijo que lo hacía:
“Para amarlo, a Él, como
nunca había sido amado antes”.
Teresita no exageraba.
Nunca hubiera aceptado
menos que la tonalidad de su humano destino:
amar a Dios como merece
ser amado.
Mons. Patrick Ahern
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