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Viviendo bajo la mirada de Dios…
Esa mirada de la que nadie, ni ningún
acontecimiento, ni ninguna caída, ni ningún fracaso,
podrán arrancarnos
nunca.
Nuestro tesoro no es de esos que devoran la
polilla y el orín.
Nuestra identidad, nuestro “ser” tiene otro
origen distinto de nuestros actos,
y mucho más profundo:
el amor creador de Dios
que nos ha hecho a su imagen y nos ha destinado a vivir siempre con Él,
que es el Amor que no
puede volverse atrás.
Jacques Philippe;
La libertad interior
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