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¡Tiene que venir!...
El sufrimiento tiene que venir,
porque si ustedes miran
la Cruz, Él tiene su cabeza inclinada hacia abajo
-quiere besarlos-
y Él tiene ambas manos
completamente extendidas -quiere abrazarlos.
Él tiene su corazón
totalmente abiertos para recibirlos.
Entonces, cuando se
sientan miserables, miren hacia la Cruz y sabrán lo que está ocurriendo.
El sufrimiento, dolor,
pesar, humillación, sentimiento de soledad, no son sino el beso de Jesús,
la señal de que ustedes
se han acercado tanto, que Él puede besarlos.
Una vez le dije esto a
una dama que sufría mucho.
Ella contestó: “Pídale a
Jesús que no me bese, que deje de besarme”.
Este sufrimiento tiene
que venir tal como vino a la vida de Nuestra Señora,
y tal como vino a la
vida de Jesús,
tiene que venir también a sus vidas.
Pero nunca pongas cara
de tristeza.
El sufrimiento es un regalo de Dios.
Es un vínculo interno
entre ustedes y Jesús.
Madre Teresa de
Calcuta
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