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Una importancia desmesurada a los ojos de
Dios.
Para ir en busca de "la descarriada", hasta que
la encuentra”
Me la imagino.
Es precisamente aquella
que se ha escapado, o que se ha perdido,
es aquella la que
embarga todo el pensamiento del pastor.
Sólo ella cuenta, por el
momento.
¡Es así nuestro Dios! Un Dios que sigue pensando
en los que le han abandonado, un Dios que ama a los que no le aman,
un Dios que anda en
busca de sus "hijos dispersos.
La oveja que causa preocupación a Dios… ¿soy
quizá yo?
-“Cuando la encuentra, se la carga en los
hombros, muy contento...”
Un hombre, un pastor
feliz, sonriente, exultante, muy contento.
¡Así se nos presenta
Dios!
Alegraos conmigo, dice
Dios.
Dios es un ser que se alegra, y de su alegría,
hace partícipes a los demás.
La "alegría de Dios" es
encontrar de nuevo a los hijos que estaban perdidos.
¿Quién
quiere alegrarse conmigo, dice Dios?
¡Un solo pecador que se
convierte!
¿Lo he oído bien?
¡Un solo pecador que se
convierte!
¡Uno solo! pasa a tener una importancia
desmesurada a los ojos de Dios.
Parece que sólo "él" es
el que cuenta.
Y tú, ¡no te contentas con esperar que ella
vuelva!
Tú saliste a buscarla. ¿Y yo?
¿Tengo ese mismo afán
por la salvación de los hombres?
¿Tengo, como Dios, un
corazón misionero?
¿enviado para salvar lo que se ha perdido?
J. Aldazábal.
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