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Juicio
de estar pocos
días, y se expone a ser desgraciado en el otro, donde vivirá eternamente?
Decretado está, dice San Pablo, que los hombres mueran sólo una vez, y que
después sean juzgados. (Heb. IX, 27). Es de fe que hemos de morir, y que
después de la muerte debemos ser juzgados de todas las acciones de nuestra
vida
San Alfonso María de Ligorio.
El Papa Benedicto XII definió, en la constitución
dogmática Benedictus Deus (1336),
que las almas de los
justos que se encuentran totalmente purificadas entran en el cielo
inmediatamente después de la muerte
(o después de su
purificación, si tenían algo que purgar),
antes de la resurrección
del cuerpo y del juicio universal,
a fin de participar de
la visión inmediata de Dios,
siendo verdaderamente
bienaventuradas;
mientras que las almas de los que han fallecido
en pecado mortal
van al infierno inmediatamente después de la
muerte para ser en él atormentadas.
Tratado de los novísimos o de la consumación.
La escatología del individuo
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