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Aquella
posada...
«Todo cristiano
corriente tiene que hacer compatibles, en su vida, dos aspectos que pueden a
primera vista parecer contradictorios. Pobreza real, que se note y se toque
–hecha de cosas concretas–, que sea una profesión de fe en Dios, una
manifestación de que el corazón no se satisface con las cosas creadas, sino
que aspira al Creador, que desea llenarse de amor de Dios, y dar luego a
todos de ese mismo amor. Y, al mismo tiempo, ser uno más entre sus hermanos
los hombres, de cuya vida participa, con quienes se alegra, con los que
colabora, amando al mundo, utilizando todas las cosas creadas para resolver
los problemas de la vida humana, y para establecer el ambiente espiritual y
material que facilita el desarrollo de las personas y de las comunidades.
»Lograr la síntesis
entre esos dos aspectos es –en buena parte– cuestión personal, cuestión de
vida interior, para juzgar en cada momento, para encontrar en cada caso lo
que Dios no pide».
Si luchamos eficazmente por vivir desprendidos de
lo que tenemos y usamos, el Señor encontrará nuestro corazón limpio y
abierto de par en par cuando venga de nuevo a nosotros en la Nochebuena. No
ocurrirá con nuestra alma, lo que sucedió con aquella posada: estaba llena y
no tenían sitio para el Señor.
San Josemaría
Escrivá
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