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Para ponernos a pensar...
 De temor y de gozo...‏

A Ti, que de modo admirable has creado al hombre,

y de modo más admirable todavía restableciste su dignidad.



¡Jesucristo ha nacido, démosle gloria!

¡Cristo ha bajado del cielo, corramos hacia él!

¡Cristo está sobre la tierra, exaltémosle!

«¡Aclama al Señor, tierra entera. Gritad, vitoread, tocad! ».

Viene desde el cielo para morar entre los hombres; alegraos de temor y de gozo.

De temor a causa del pecado, de gozo a causa de nuestra esperanza.

Hoy se disipan las sombras y la luz amanece para el mundo;

igual como en otro tiempo Egipto fue castigado con las tinieblas, hoy una columna de fuego ilumina Israel. ¡

Oh pueblo, sentado sobre las tinieblas de la ignorancia, contempla hoy esta inmensa luz del verdadero conocimiento

porque «lo viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo».

La letra retrocede, el espíritu triunfa, la prefiguración deja paso a la verdad que aparece!


El que nos ha dado la existencia quiere también colmarnos de felicidad;

esa felicidad que el pecado nos había arrebatado, la encarnación del Hijo nos la devuelve...

Esta es la solemnidad:

hoy saludamos la venida de Dios entre los hombres para que podamos, no llegar ya a Dios, sino volver a estar junto a Dios;

para que nos despojemos del hombre viejo y nos revistamos del Hombre nuevo;

para que, muertos en Adán, vivamos en Cristo...

Celebremos, pues, este día, llenos de un gozo, no mundano, sino divino,

llenos del verdadero gozo celestial.

¡Qué fiesta tan grande este misterio de Cristo!

Ella es mi fin, mi nuevo nacimiento.

San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia