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De salud y de locura...
Hay hombres robustos...que
ponen su confianza en su propia justicia.
Pretenden, de hecho, ser
justos por ellos mismos y se consideran como gente de bien, han rehusado el
remedio
e incluso han matado al médico.
Ahora bien, el Señor
no ha venido a llamar a estos hombres robustos, sino a los débiles....
¡Ah, vosotros, que no necesitáis de médico!
Vuestra fuerza no
proviene de la salud sino de la locura...
El Maestro de la humildad
que comparte nuestra debilidad y nos hace partícipes de su divinidad
ha bajado del cielo para mostrarnos el camino y ser él mismo nuestro camino.
Sobre todo ha querido dejarnos el ejemplo de su humildad...
para
que aprendamos a confesar nuestros pecados y a ser humildes
para
llegar a ser fuertes y a hacer nuestra la palabra del apóstol Pablo: “Cuando
soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor 12,10)...
En cuanto a los que
presumían de ser fuertes, que pretendían ser justos por su propia virtud
han “tropezado con la roca de escándalo”...
Son estos hombres
fuertes que se lanzaron contra Cristo vanagloriándose de la justicia...
Se erguían por encima de la muchedumbre de los débiles que acudían al
médico.
¿Por qué?
Simplemente porque se creían fuertes...
Mataron al médico de todos los hombres.
Pero Él, en su muerte,
preparó para todos los enfermos un remedio
con su sangre.
San Agustín (354-430)
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