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Ese Cristo no es Jesús.
Ese Cristo, que
tú ves, no es Jesús.
—Será, en todo caso, la triste imagen que pueden
formar tus ojos turbios...
—Purifícate.
Clarifica tu mirada
con la humildad y la penitencia.
Luego... no te faltarán las limpias
luces del Amor. Y tendrás una visión perfecta.
Tu imagen será
realmente la suya: ¡El!
San Josemaría Escrivá
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