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¿¡Un libro extraño!A
Visitando un día a San Buenaventura,
le preguntó Santo Tomás
de qué libros había sacado tan buena doctrina
como exponía en sus
obras.
San Buenaventura le presentó un Crucifijo,
ennegrecido
ya por los muchos besos que le había dado,
y le dijo:
“Este es
el libro que me dicta todo lo que escribo;
lo poco que sé aquí lo he
aprendido”
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