Consideraciones.org

 
Para ponernos a pensar...
 
De amores y cobardías.‏


El dolor de Jesús, las lágrimas de su Madre, la huida de los discípulos,

la valentía de las santas mujeres,

la audacia de José y de Nicodemo, que piden a Pilato el cuerpo del Señor.

Quisiera sentir lo que sientes, pero no es posible.

Tu sensibilidad –eres perfecto hombre– es mucho más aguda que la mía.

A tu lado compruebo, una vez más, que no sé sufrir.

Por eso me asusta tu capacidad de darlo todo sin reservas.

Jesús, necesito decirte que soy cobarde, muy cobarde.

Pero al contemplarte clavado ya al madero,

sufriendo cuanto se puede sufrir, con los brazos extendidos en ese gesto de sacerdote eterno

voy a pedirte una locura:

quiero imitarte, Señor.

Quiero entregarme de una vez, de verdad,

y estar dispuesto a llegar hasta donde tú me lleves.

Sé que es una petición muy por encima de mis fuerzas.

Pero sé, Jesús, que te quiero.

San Josemaría Escrivá