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Sudarios y mortaja.
Dinos, María, cómo te
transformó Jesús,
cómo viviste su presencia resucitado,
y lo
que sentiste cuando Jesús te miraba a los ojos y al corazón…
dinos
que valió la pena estar junto a la cruz del Señor,
intentándole dar
aunque sólo sea tu compañía y tu amor,
y que el seguidor del maestro
tiene que estar
junto a las cruces del hombre de nuestro tiempo.
Y dinos, sobre todo, María, en esta noche de pascua,
que podemos
sentir
que Cristo resucitado nos llama por nuestro propio nombre
y nos dice siempre al corazón una palabra de aliento y esperanza.
Que Cristo resucitó de veras que sigue hoy vivo ante mi propia vida.
Padre Javier Gafo. S.J.
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