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Para ponernos a pensar...
 
¿Lo entendemos, lo tenemos claro tú y yo?

El auténtico conocimiento de Dios,

Dios de la misericordia y del amor benigno,

es una constante e inagotable fuente de conversión,

no solamente como momentáneo acto interior,

sino también como disposición estable, como estado de ánimo.

Quienes llegan a conocer de este modo a Dios, quienes lo ven así,

no pueden vivir sino convirtiéndose sin cesar a Él.

Viven, pues, en un estado de conversión,

es este estado el que traza la componente más profunda

de la peregrinación de todo el hombre por la tierra en estado de viador.

Rabano Mauro