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¿Lo entendemos, lo tenemos claro tú y yo?
El
auténtico conocimiento de Dios,
Dios de la misericordia y del amor
benigno,
es una constante e inagotable fuente de conversión,
no solamente como momentáneo acto interior,
sino también como
disposición estable, como estado de ánimo.
Quienes llegan a conocer
de este modo a Dios, quienes lo ven así,
no pueden vivir sino
convirtiéndose sin cesar a Él.
Viven, pues, en un estado de
conversión,
es este estado el que traza la componente más profunda
de la peregrinación de todo el hombre por la tierra en estado de viador.
Rabano Mauro
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