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Para ponernos a pensar...
 
¡El momento más precioso de la vida espiritua‏l.


Debemos ser particularmente agradecidos: la acción de gracias que sigue a la Misa.

Nuestro diálogo con Jesús en esos minutos debe ser particularmente íntimo, sencillo y alegre.

No faltarán los actos de adoración, de petición, de humildad, de desagravio y de agradecimiento.

“Los santos (...) nos han dicho repetidamente

que la acción de gracias sacramental es para nosotros el momento más precioso de la vida espiritual”.

En esos momentos debemos cerrar la puerta de nuestro corazón para todo aquello que no sea el Señor,

por muy importante que pueda ser o parecer.

Unas veces nos quedaremos a solas con Él y no serán necesarias las palabras;

nos bastará saber que Él está allí, en nuestra alma, y nosotros en Él.

Bastará poco para estar hondamente agradecidos, contentos, experimentando la verdadera amistad con el Amigo.



Allí cerca están los ángeles, que le adoran en nuestra alma...

En ese momento el alma es lo más semejante al Cielo en este mundo.

¿Cómo vamos a estar pensando en otras cosas...?


El amor a Cristo, que se ofrece por nosotros, nos impulsa a saber encontrar,

acabada la Misa,

unos minutos para una acción de gracias personal, íntima,

que prolongue en el silencio del corazón esa otra acción de gracias que es la Eucaristía.



Padre Francisco Fernández Carvajal