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Para ponernos a pensar...
 
¿Libertad?‏

¡Mi libertad! ¡Mi libertad!

Y no la usan. Trágica esclavitud. No se comprometen.

Dios no se contenta con pedazos, lo quiere todo.

Rechaza las esquinas oscuras del alma.

Es un Dios celoso.

Le doy más gloria Dios con el holocausto de mis talentos,

que con el uso vano de ellos.

La voluntad es la más personal de nuestras posesiones.

¿Por qué estos privilegios míos?

Gloriosa libertad de los hijos de Dios.

El sometimiento personal es precisamente mi libertad.

San Josemaría