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Igual nosotros.
Al servicio de Dios o al servicio
de belial,
porque no es posible servir a los dos.
Que todos,
después de la muerte, habrán de someterse a un juicio tremendo.
Que
nadie puede mercadear con Dios.
Que solo se puede esperar la vida
eterna si se observan las leyes divinas.
Que si se incumplen estas
leyes haciendo concesiones a los placeres,
no se puede esperar más
que el fuego eterno...
Jamás el Predicador de la verdad pensó que
tenía que omitir estos temas
porque podían parecer demasiado duros a
quienes le escuchaban,
dada la corrupción de aquellos tiempos..
SS. Benedicto XVI
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