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Se fue aproximando.
Poco a poco se fue aproximando
a la Cruz;
al final, los soldados le permitieron estar muy cerca.
Mira a Jesús, y su Hijo la mira.
En una estrechísima unión,
ofrece a su Hijo a Dios Padre, corredimiendo con Él.
En comunión con
su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; abdicó de
los derechos de madre sobre su Hijo,
para conseguir la salvación de
los hombres;
y para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía
de Ella,
inmoló a su Hijo,
de suerte que se puede afirmar con
razón que redimió con Cristo al linaje humano.
SS. Benedicto
XVI
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