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Para ponernos a pensar...
 

De coronas y agradeciminetos.

No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz;

no he venido a traer paz, sino espada.



Pudiera, es verdad, darte tu corona sin nada de esto,

pero quiero estar agradecido

y que vengas después a recibir tu premio confiadamente.

Por eso, yo, que puedo alimentarme por mí mismo,

prefiero dar vueltas a tu alrededor,

pidiendo, y extender mi mano a tu puerta.

Me amor llegó a tanto, que quiero que tú me alimentes.

Por eso prefiero, como amigo, tu mesa;

de eso me glorío y te muestro ante todo el mundo como mi bienhechor.


San Juan Crisóstomo.