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De coronas y agradeciminetos.
No penséis que
he venido a la tierra a sembrar paz;
no he venido a traer paz, sino
espada.
Pudiera, es verdad, darte tu corona sin nada de esto,
pero quiero estar agradecido
y que vengas después a recibir tu
premio confiadamente.
Por eso, yo, que puedo alimentarme por mí
mismo,
prefiero dar vueltas a tu alrededor,
pidiendo, y
extender mi mano a tu puerta.
Me amor llegó a tanto, que quiero que
tú me alimentes.
Por eso prefiero, como amigo, tu mesa;
de eso
me glorío y te muestro ante todo el mundo como mi bienhechor.
San Juan Crisóstomo.
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