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Para ponernos a pensar...
 

Por qué es amada...

Es amada por Jesús de modo absolutamente singular

a causa del vínculo de la sangre por el que María es su madre según la carne.

Pero Jesús la ama más y está más estrechamente unido con ella,

por los lazos de la delicada fidelidad de la Virgen a su vocación,

al perfecto cumplimiento de la voluntad del Padre.

Por eso la Iglesia nos recuerda que la santísima Virgen

“acogió las palabras con las que su hijo,

exaltando el reino por encima de las condiciones y lazos de la carne y de la sangre,

proclamó bienaventurados a los que escuchan y guardan la palabra de Dios, como ella lo hacía fielmente.

Lumen Gentium.