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De curas y de secretos.
Quita, Señor Jesús–, la
podredumbre de mis pecados.
Mientras me tienes atado con los lazos
del amor, sana lo que está enfermo (...).
Yo he encontrado un médico,
que vive en el Cielo
y derrama su medicina sobre la tierra.
Sólo Él puede curar mis heridas, pues no tiene ninguna;
sólo Él puede
quitar al corazón su dolor, y al alma su palidez,
pues Él conoce los
secretos más recónditos
San Ambrosio.
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